El proceso de compra o de elección de un establecimiento tiene un alto componente emocional. Por ello, una ventaja competitiva puede ser jugar a tu favor con las emociones.

Algunas veces no se trata tanto de qué eres, cómo eres o de qué ofreces, cómo de la forma en la que lo comunicas.

Plantéate esto cuando comuniques, por ejemplo, que los niños deben utilizar gafas de sol o que los présbitas pueden utilizar lentes de contacto.

En la fotografía de este envío puedes ver como un restaurante comunica de una forma agradable, simpática, amable, inteligente, creativa…, su política comercial frente a las mascotas. Son bienvenidas, incluso pueden tener su propio plato de comida, pero deben ocupar un lugar un poco alejado de quienes ocupan sillas.

Probablemente, ese trato es similar en las numerosas terrazas de alrededor, pero esa lo comunica de una forma diferente y esa diferencia puede ser su ventaja a la hora de atraer clientes, tanto a quienes adoran a los perros, como a quienes no les caen simpáticos.