Resulta difícil no pensar en París en estos días. Me apetecería escribir un texto que no tuviera nada que ver con la óptica y que sirviera para dar libertad a mis emociones, pero no es ese el sentido de este blog, por eso sólo escribiré el pié de foto de un cartel de una óptica que me llamó la atención y que, por supuesto, está situada en esa preciosa ciudad.
Todos sabemos que los seres humanos, no pocas veces, tenemos tendencias a reencontrarnos con aquellos objetos que un día tuvimos y después abandonamos. Los despreciamos en favor de otros más novedosos pero, como digo, muchas veces volvemos a por ellos y como en signo de reconciliación les ponemos en lugar aparte al que bautizamos con nombres como remake, retro o vintage. Ya no son viejos y despreciados, sino recordamos con cariño y devueltos a la categoría que les corresponde.
Las ópticas vuelven a descubrir periódicamente los productos que dejan de ofrecer por pasados de moda. Una tarde descubrí a la puerta de una óptica de París un cartel tan vintage como el producto que anunciaba.
¡Chapeau!