Con cierta frecuencia, los ópticos me preguntas cómo exponer las monturas, qué tipo de monturas exponer, en qué abanico de precios, etc. Quiero aprovechar esta entrada del blog para dar mi opinión sobre un tema recurrente en mi trabajo.
Existe la creencia de que si se exponen monturas caras no se deben exponer las baratas, ya que si son similares, las primeras no se venderán. Este hecho parece corroborarse argumentando el hecho de que aquellas ópticas muy centradas en precios económicos tienen muchas dificultades para vender monturas de precios más altos. Este argumento viene acompañado de otro que dice que los clientes que acuden por precio, buscan eso y nada más. En estos casos yo suelo preguntar si creen que los clientes que compran monturas de importes elevados no querrán alguna montura más económica en otro momento o para otro uso.
No me resulta difícil imaginar al señor de la foto con un reloj de precio elevado, pero tampoco me ofrece mucha dificultad imaginar otros mucho más económicos en algún cajón de su mesilla de noche.
A mi juicio, pensar en clientes que siempre compran caro y siempre barato es un error. Creo que es cierto que hay clientes que siempre compran precios bajos, pero otros se mueven en un amplio abanico. Si una óptica quiere dedicarse a estos últimos, debe ofrecer productos dentro de ese espectro, pero debe saber diferenciarlos bien a la hora de exponerlos, presentarlos, ofrecerlos, entregarlos, etc.
Hace tiempo publiqué una entrada sobre este tema, puedes consultarla haciendo clic aquí.